Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que me muero porque no muero.
el morir venga ligero
que me muero porque no muero.
Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma
al aire de tu vuelo, y fresco toma.
El aspirar del aire,
el canto de la dulce filomena,
el soto y su donaire,
en la noche serena,
con llama que consume y no da pena.
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